
HISTORIA2014
Revista digital del Colegio Santa María de la Hispanidad
Luna Contreras - María Girón - Miriam Soto
Crack de 1929 vs Crisis de 2008
Revisamos las dos crisis mas complicadas de la historia
Con la actual crisis que el mundo entero está viviendo, han surgido múltiples preguntas para intentar explicarnos cómo llegamos a este punto. ¿Tuvo acaso su inicio alguna relación con aquella negra etapa tras la Primera Guerra Mundial? Estamos hablando, claro está, de la crisis del 29 con su increíble desplome de la bolsa del Wall Street ante los ojos de la muchedumbre.
Es cierto que entre ambas crisis tuvimos un periodo de relativa tranquilidad, y decimos relativa ya que fueron múltiples las crisis a nivel local pero ni tan sonadas ni tan explosivas, lo que hizo que no se tuvieran en cuenta estos pequeños avisos de que algo estaba fallando.
Somos conscientes de que nuestro sistema económico se rige por ciclos, unos de bonanza y otros de pobreza, pero el problema de ambas crisis es la profundidad a la que los ciclos consiguieron llegar, sin frenos hasta la plena desesperación. La falta de medidas influyó. Y mucho. En la crisis del 29 por un sistema capitalista anclado en el "No hacer nada pase lo que pase" de Hoover y en la del 2008 por la conocida política del G20. Era la política de no hacer absolutamente nada para resolver la crisis. Y así nos fue.
Comparación entre crisis.
Origen
Sabemos que en ambos casos se dieron periodos de gran bonanza y descontrol previos a la crisis. En la de 1929 se denominó a este periodo como "Felices años 20", que fueron conocidos por ser una etapa de desenfreno moral y crediticio. La bolsa de Nueva York estaba plenamente abierta a toda persona que quisiera invertir su capital en ella, y al ser las ganancias tan inmediatas y tan altas se provocó una verdadera locura económica con una sociedad influenciada hasta tal punto por este entorno consumista que consideraba a las personas ajenas a él como personas fuera de moda. Todo el mundo quería mejorar su nivel de vida y esto hizo que el número de préstamos se descontrolara, con una población aparentemente rica que no era tal, sino que estaba profundamente endeudada por la facilidad con la que se les habían concedido préstamos sin medir los riesgos. Pero hubo personas que intuyeron la precariedad de esta situación, e intentaron dar la voz de alarma al resto de la población. Jefferson, Andrew Jackson o Lincoln advirtieron del riesgo de este consumismo imparable, y el endeudamiento que conllevaría, pero sus voces no fueron oídas.
En cuanto a la crisis actual, también tuvo su desencadenante en Estados Unidos, durante el segundo semestre de 2008. Al contrario que en la crisis del 29, que fue principalmente causada por la imparable venta de acciones, en la nuestra el factor principal fue la crisis hipotecaria.
El origen de ésta se halla en el exceso de gasto y el endeudamiento por parte de los estadounidenses. Una parte de este gasto excesivo se dirigió al mercado inmobiliario, muchas personas adquirieron propiedades por encima de su capacidad de pago o una vivienda adicional con fines puramente especulativos, dando origen a la crisis hipotecaria al presentarse una caída en el precio de las viviendas.
El Banco de la Reserva Federal mantuvo bajas las tasas de interés para darle impulso a la economía y tratar de sostener el crecimiento económico. Por su parte, los bancos, frente a la liquidez existente, se volvieron cada vez más creativos para relajar los requisitos a la hora de otorgar préstamos hipotecarios, muchos de ellos sin el respaldo apropiado, como los conocidos créditos subprime, que se otorgaban a personas denominadas NINJA (no income, no job, no asset que viene a ser sin ingresos, sin trabajo y sin activos).
Desarrollo de la Crisis de 1929
El 24 de octubre de 1929 la bolsa se desplomó con un record histórico de 12.894.650 acciones puestas a la venta y pérdidas por valor de hasta un 12%, en términos globales. Las órdenes de ventas inundaron las oficinas de los brokers, el pánico cundió
A las 4:30 de la tarde cinco banqueros, entre ellos Charles Mitchell, del National City Bank; Albert H. Wiggin, del Chase National Bank, y Seward Prosser, del Bankkers, cada uno de ellos en representación de su institución, acordaron inyectar cuarenta millones de dólares en el mercado para rescatar las cotizaciones. El anuncio fue hecho por Richard Whitney, uno de los vicepresidentes del Morgan, que pujó por la compra de 25.000 acciones de US Steel. Sin embargo esto no pudo impedir el ya inminente desplome de la bolsa.
Las fuerzas se apaciguaron, la tranquilidad volvió al mercado y los precios incluso se recuperaron. Pero sólo durante el fin de semana.
El martes 29 de octubre el mercado estaba ya sin ningún tipo de control. A las tres horas, ocho millones de acciones habían cambiado de manos. Al final del día el número de acciones intercambiadas se elevaría a 16,4 millones. En cinco días, los pequeños inversores, los bancos y los agentes perdieron la ganancia de más de año y medio de cotización. Estados Unidos y el mundo entero tardarían más de cinco años en recuperarse de este fatídico día, conocido como el martes negro.
Pero la magnitud de esta catástrofe no se percibió de forma inmediata y sólo cuando los bancos americanos empezaron a hacer una suspensión de pagos y a declararse en quiebra, resultó evidente la gravedad de la situación.
Además la cuestión de la superproducción agrícola se ignoró casi por completo, sin tener en cuenta que la recuperación europea traería una menor dependencia del aprovisionamiento estadounidense, es decir, se produciría un "stock alimenticio" estadounidense al disminuir las exportaciones ya que Europa se estaba recuperando de la Primera Guerra Mundial, y por tanto, empezaba a autoabastecerse. Por esto la caída de los precios agrícolas y materias primas fue tajante.
desempleados gastarían menos. Además el resto de la población ocupada, temía un futuro despido, por lo que también gastaría menos.
6. Al disminuir el gasto colectivo, las empresas venderían menos y para evitar tener más pérdidas, despedirían más trabajadores.
7. Con esto se llegaría a un ciclo en el cual las empresas despedirían cada vez más cantidad de trabajadores, con lo que las compras e inversiones seguirían descendiendo paulatinamente.
Las consecuencias a nivel mundial de esta crisis no se hicieron esperar. Tras la Primera Guerra Mundial Estados Unidos era el país con mejor posición económica del momento y por tanto fue el encargado de prestar ayuda al resto de países europeos afectados, con el denominado Plan Dawes (un plan hipotecario que además reportaría beneficios). Pero con el desplome de su bolsa, Estados Unidos dejó de estar en condiciones para sostenerse económicamente a si mismo, por lo tanto no es de extrañar que las ayudas a Europa fueran congeladas y los demás países quedaran sin respaldo financiero.
Soluciones crisis 29: New Deal
Desarrollo de la crisis actual
Al igual que la anterior, la crisis actual tuvo su inicio en EEUU. Poco después de hacerse pública la noticia de la quiebra de Lehman Brothers la crisis se expandía por todo el mundo a partir de los canales comerciales internacionales. La disminución de la demanda, la caída de los precios de los activos y la disminución de liquidez se expandió en poco tiempo, de manera que en España también nos afectó, y nos está afectando incluso más que al resto de países, debido a que nunca fuimos un país excesivamente rico y a que la dictadura franquista nos dio muchos años de retraso tanto económico como social respecto al resto de países.
Se puede considerar el inicio de nuestra crisis con las medidas neoliberalistas tomadas en 1998 por nuestro presidente Aznar, entre las cuales estaba la ley del suelo.
Esta ley, aprobada el 13 de abril, proponía privatizar el mercado del suelo y regulaba el derecho a edificar y el valor de éste. Su funcionamiento era simple: se aumentaba el terreno urbanizable, lo que hacía que los empresarios invirtieran en este mercado al ser un negocio muy rentable. Con esto se multiplicaron las inversiones y por tanto las casas, y supuestamente esto haría bajar el precio de las viviendas, hasta llegar al punto en el que incluso los jóvenes podrían adquirir su propio hogar.
Y esto funcionó, tanto que en el 2002 el ritmo de las construcciones se había disparado.
El gobierno de Aznar decretó otra nueva ley, la de la reforma laboral. Con esta reforma, los derechos de los trabajadores quedaban reducidos, lo que hacía a los empresarios contratar más personal, porque la nueva contratación les era mucho más beneficiosa. El objetivo final de la reforma era reducir el paro en España, objetivo que consiguió.
Durante esta etapa todo el mundo compraba viviendas, y la inmigración se disparó ya que España era un paraíso para todo aquel que quisiera trabajo y hogar.
Pero esta ley del suelo tuvo un fallo: en vez de descender, el precio de la vivienda subió ante tanta demanda, y en tan solo cuatro años, los precios de las viviendas estaban disparados.
En el 2005 la burbuja inmobiliaria estaba por las nubes y España construía más que Francia, Italia y Alemania juntas. Sin embargo la inversión en I+D, el principal objetivo de todos los países para obtener un buen crecimiento, estaba completamente desatendida.
El precio de la vivienda seguía ascendiendo de manera desenfrenada, pero en cambio los salarios estaban congelados. Supuestamente debería haber frenado la compra de viviendas, pero la ayuda crediticia prestada por los bancos, que daban préstamos sin exigir siquiera un respaldo económico, permitía a los españoles comprar además todo tipo de productos no necesitados, viviendo por encima de sus posibilidades, lo que se asimila mucho a los precedentes de las crisis del 29.
En el 2007 la deuda ya estaba desatada, y tristemente el crecimiento de nuestro país dependía de ella.
Finalmente en el 2008 la deuda crediticia de Estados Unidos estalló, y se expandió a nivel mundial, los bancos dejaron de prestar dinero, las familias no podían seguir pagando las hipotecas y eran desahuciadas, la economía se contrajo, la demanda descendió, las empresas comenzaron a hacer despidos en masa, las entidades bancarias caían o tenían que ser rescatadas o nacionalizadas, y así el crecimiento del país se desplomó.
Soluciones a la crisis actual
Para poner freno a estas crisis cíclicas por las que pasa nuestro sistema económico existen una serie de soluciones teóricas basadas en las ideas de Keynes que todos conocemos: estimular el consumo mediante una reducción de impuestos y tipos de interés, incrementar el gasto publico para generar empleo, conceder ayudas a familias y empresas para evitar la caída de la demanda… Sin embargo, una cosa es lo que se enseña en las clases de economía y otra cosa es lo que sucede en la vida real.
Es cierto que existen diferencias en la situación de los diferentes países, y por eso no se pueden exigir medidas comunes en todos ellos. En el plano europeo existen unos gastos de seguridad social, protección de los pobres, sanidad y enseñanza públicas… gastos que no existen en Estados Unidos, lo que nos posiciona en situaciones presupuestarias diferentes.
Además, países como Gran Bretaña o Estados Unidos son potencias marítimas y por tanto defienden y dependen del comercio transatlántico, mientras que los países europeos tienen intereses continentales y centrados sobre todo en el plano energético.
Centrándonos en EEUU, el gobierno de Barack Obama llegó a la conclusión en 2010 de que la única solución posible a la actual crisis es hacer que los capitales europeos se desplacen hacia Wall Street. Es por eso que se han hecho cerrar la mayoría de los paraísos fiscales no vinculados a los anglosajones. De esta forma EEUU conseguiría salvar su propia economía atrayendo los capitales europeos.
Entre estas decisiones están incluidas la nacionalización de bancos donde se inició el problema, el aumento de liquidez de los bancos por medio de préstamos multimillonarios y la creación de 4 millones de empleos para fomentar el consumo.
En el ámbito europeo el país que lleva las riendas para salir de la crisis es Alemania. Tras sus anuncios de recorte de gasto público todas las economías europeas han tenido que ajustarse si no querían verse afectadas por el descrédito y la pérdida de confianza. Así ha ocurrido en muchos países de la periferia europea entre los que se encuentra España.
Alemania es un país principalmente basado en la exportación al resto de países europeos, por lo que se ve claramente afectada con el hecho de que el resto de países reduzcan su consumo. Sin embargo, las medidas que propone la canciller Merkel no son las apropiadas para fomentarlo, sino todo lo contrario. Entre estas medidas se encuentra una ampliación de la jornada laboral; recortes en ayudas, subvenciones y créditos a pequeñas empresas; subida de impuestos y todo en teoría para solucionar el problema de deuda que existe en la UE, cuando en España el principal problema es el paro.
No obstante, el gobierno de España está adoptando estos ajustes en su política, que si se comparan con las soluciones tomadas en el New Deal, podemos comprobar que son totalmente contrarias, es decir, es una política anti-new deal, que se asemeja más a las medidas tomadas por Hoover que no tuvieron ningún tipo de éxito.
Además, de todo esto Alemania sale beneficiada, ya que está recibiendo a un gran número de jóvenes estudiantes que buscan trabajo o empresas que deciden instalarse alli en lugar de hacerlo en España, lo que beneficia claramente a la economía alemana.
Lo más triste es que hay países como Grecia que se podría decir que se encuentran en una situación más complicada que la nuestra incluso. Mientras que en España se tomaban medidas para intentar acabar cuanto antes con el problema económico, que ya empezaba a denominarse en las calles como crisis (ante la completa negativa del sector político), en otras zonas del mundo está ya era plenamente una crisis, con nombre y apellidos. Principalmente una de las zonas que más profundo cayó fue Grecia, ya que durante 2004 la política del entonces primer ministro Costas Caramanlís tuvo como medida el aumento de plantilla de funcionarios (hasta 2009 se contrataron más de mil funcionarios que disfrutaban de sustanciosos incrementos salariales los cuales aumentaron su salario más de un 70%.) El escándalo se destapó por la diferencia entre el porcentaje oficial del déficit, por debajo del 7%, según las estadísticas nacionales en 2009, pero que ahora ha resultado ser del 13.6% del PIB para 2009, a años luz del 3% que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento a los 16 miembros de la eurozona.
Todo esto generó la llamada “crisis de confianza” que afectaría a los demás países de la eurozona, los que así vieron como aumentaban los intereses que los inversores exigían para comprar su deuda, tuvieron que hacer reformas fiscales encaminadas a reducir su déficit, que pondrían en peligro su crecimiento económico.
En 2010 Grecia se encontraba con un déficit del 12,4% y una deuda que superaba 125% del PIB. El 23 de abril de 2010 el gobierno griego se vio obligado a pedir un préstamo a la Unión Europea, en lo que sería la primera petición de "rescate" ante la imposibilidad de sostener la deuda pública, Grecia se convirtió así en el primer país europeo en solicitar ayuda externa debido al contagio financiero, siguiéndola Irlanda y Portugal. La Unión Europea aporto 106.000 millones y otros 40.000 millones provendrían de las arcas del FMI. El objetivo de estas ayudas era evitar la cesación de pagos de la deuda griega.
Se tomaron medidas de austeridad como el congelamiento de los salarios, recortes en las pensiones y aumento de los impuestos, con los que se pretendían lograr recortes presupuestarios de 30.000 millones de euros en los próximos tres años, con la meta de reducir el déficit público para que, hacia 2014, no supere el 3% del PIB (que actualmente se ubica en 13,6%.).
Pero las medidas más destacadas fueron la disminución salarial del funcionariado público (en total más de 600.000 trabajadores) en un 10%, un recorte del 30% del salario navideño y un aumento de la edad de jubilación desde los 61 a los 63 años. También el IVA fue aumentado entre un 0,5% y un 2% a productos seleccionados, así como el impuesto de hidrocarburos y el impuesto del tabaco y del alcohol.
Aún así, las ayudas no fueron suficientes y a partir de septiembre de 2011 Grecia presiona para que la Unión Europea pague un segundo rescate. El nuevo plan de ajuste asociado a este segundo rescate se da a conocer el 21 de septiembre de 2011 con las siguientes medidas:
-30.000 funcionarios son mandados a una "reserva" previa al despido o la jubilación
-Los jubilados menores de 55 años perderán un 40% del importe de sus pensiones.
-Reducción de los salarios públicos en un 15%.
-Impuesto a la propiedad inmobiliaria (de 0,50€ a 16€ por metro cuadrado)
-Se obligará a pagar impuestos a quienes cobren más de 5.000€ anuales (frente a los 8.000€ anuales antes de la reforma)
Actualmente, los augurios acerca de la situación económica para Grecia continúan siendo muy oscuros: El Fondo Monetario Internacional amenazó el 20 de septiembre de 2011 a Grecia con dejarla caer si no acelera las reformas para reducir su déficit, y el 8 de enero de 2012 saltó la noticia de que el FMI habría perdido la esperanza de que Grecia pudiera pagar su deuda, debido a los escasos avances que ha producido su plan de rescate y la privatización de los servicios públicos.
Además, las agencias crediticias han ido rebajando la calificación de la deuda soberana griega de forma continua. El 3 de marzo de 2012 la agencia Standard & Poor's bajó la calificación a "C", lo que implica quiebra selectiva, el paso previo a la bancarrota.
2. Conclusión
Tras este exhaustivo análisis de ambas crisis solo nos queda analizar los errores cometidos en ambos casos que, aunque mantienen algunas diferencias entre sí, básicamente tienen el mismo origen: la falta de moral.
En las dos ocasiones resalta la inaptitud de los políticos al mando ya que con su política de no hacer nada solo agravaron la situación, acompañado de la profunda corrupción de éstos y banqueros sin escrúpulos.
En el caso de 1929 el problema fue la venta de acciones indiscriminada sin tener en cuenta las consecuencias, y en la actual, gracias a la ley del suelo, la venta de viviendas se descontroló y nadie quiso poner freno a la situación aún sabiendo que a la larga traería problemas.
Como en todos los momentos de crisis, tanto políticas como sociales o económicas, siempre se busca un responsable. Se habla de que en 1929 no hubo control por parte del Estado, pero este criterio no se puede aplicar a la situación actual ya que supuestamente el Estado debería haber refrenado el descontrol hipotecario.
También es cierto que tras iniciarse la crisis, el gobierno debería haber aceptado la situación existente e implantar medidas inmediatas para solventar los evidentes problemas, pero sabemos que esto no fue así, ya que nuestro propio gobierno negaba cualquier tipo de problema.
Hay que tener en cuenta que el pueblo, es decir, la población que viviría las consecuencias de las malas decisiones tomadas, debería haberse levantado y pedir explicaciones, y sin embargo prefirió vivir al límite este momento de aparente riqueza económica antes que permitir que la libertad les quemase. Pero ya se sabe que la verdad siempre sale a la luz, y en este caso en forma de una espectacular crisis mundial que culmina con múltiples desahucios, o todavía peor, suicidios.
Todo ello se asemeja a lo ocurrido en 1929, lo que muestra la certeza del refrán: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Solo nos queda esperar y asegurarnos de que en un futuro no tropecemos por tercera vez con esta misma piedra.

El desarrollo de la crisis en sí fue este:
1. Los bancos no podían cobrar los préstamos y quedaron insolventes.
2. Además, tampoco se atrevían a prestarse dinero mutuamente y con esto se detuvieron los préstamos interbancarios, y las tasas interbancarias (el dinero a cobrar cuando un banco presta dinero a otro) se dispararon.
3. Para no quedar insolventes, los bancos dejaron de prestar y se dedicaron a cobrar los préstamos anteriormente concedidos.
4. Las empresas no podían pedir dinero prestado para capital de trabajo, y esto hizo que tuvieran un problema de liquidez, y que tuviesen que despedir trabajadores para poder pagar la nómina del resto.
5. Los trabajadores también eran consumidores en la sociedad, y por tanto al estar

Durante todo este desastre económico, el presidente al cargo de Estados Unidos fue Hebert Hoover, republicano. Pero su demostrada incapacidad para enfrentarse a la crisis le hizo perder las elecciones de 1932. En esta ocasión el presidente elegido fue el demócrata Franklin Delano Roosevelt.
Desde los primeros meses de su mandato puso en marcha las medidas de un nuevo sistema económico, el New Deal, que tomaba las ideas base del libro de John Maynard Keynes, Teoría general del empleo, el interés y el dinero. Este sistema recogía ideas como la reactivación parcial del sistema bancario, un rígido control estatal de la bolsa y el mercado, la prohibición de exportar y acumular divisas extranjeras y oro, una devaluación del dólar en un 40% para nivelar los precios, y la protección de los propietarios al borde de la expropiación.
También emprendió una reforma agraria para favorecer el mundo agrícola. Con ésta se limitaba la producción de excedentes a cambio de una indemnización estatal.
Asimismo Roosvelt estableció un programa de obras públicas financiadas por el Estado, para lograr la reabsorción de la población desempleada.
En cuanto al mundo industrial llevó a cabo una serie de medidas legislativas, entre ellas normas de protección para los trabajadores que incluían un aumento de salario, la limitación de su horario laboral, el reconocimiento laboral, o la prohibición del trabajo infantil.
Con todo esto Roosvelt consiguió sacar a EE.UU de su anterior aislamiento y sentó las bases para la transformación del país en una gran potencial mundial.
.

Mientras que el New Deal se basaba en aumentar los salarios de los trabajadores y reducir los impuestos para así reactivar la economía, en España estos salarios se han congelado, unidos a políticas de recortes y de aumento de impuestos que asfixian a la población tal y como dicta Alemania.
Aunque durante el gobierno de Zapatero se trató de llevar a cabo medidas keynesianas basadas en la inversión en obras públicas en el conocido Plan E, fue su mala aplicación la que llevó al país a un mayor endeudamiento del que ya tenía.
Tanto Hoover en su momento como Zapatero y Rajoy hoy en día tratan de ayudar a los bancos para impedir su caída, pero ni siquiera las ayudas del Banco Central Europeo hacia nuestra banca han conseguido hacer fluir el crédito hacia el resto de la población, quienes más lo necesitan.
De esta forma se podría decir que en este ambiente de pobreza los ricos son los menos afectados, mientras que la cifra de paro sigue subiendo, acompañada del número de suicidios y familias en la calle que solo esperan la solución definitiva de esta crisis aparentemente interminable
Comedores sociales en la Gran Depresión.
Fila de parados bajo un cartel anunciando el "american way of life"
Angela Merkel. Canciller alemana.