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Aurora Sanz

 

Igualdad de sexo, un camino por recorrer

14 de abril de 1931, Madrid, cual gran fiesta primaveral, se llena de modistillas. Alegres mujeres de todos los rincones marchan cogidas del brazo con la mirada brillante puesta sobre la nueva bandera que ondea en el Palacio Real.

Las mujeres que hacían acto de presencia en las calles madrileñas soñaban con un horizonte rompedor entre el ámbito doméstico y el público, confiaban firmemente en la República como realizadora de sus deseos de igualdad, un régimen democrático por fin las tendría en cuenta.

Este clima de ilusión y  de esperanza se difundía entre Solidaridad Obrera, que expresaba ya este nuevo ideal como si fuera una realidad, y Victoria Klent, por su parte, que proponía su programa igualitario.

Mientras, en la otra cara de la moneda, se aprecia a la socialista Margarita Nielken y su temor a la concesión del voto femenino, y María Lejárraga en reacción, que emprende ciclos de conferencias en Madrid, para concenciar a las mujeres y a si evitar un posible uso indebido de su voto.

Además, “Evolució”, “Acció feminal” o la importantísima “Estampa” de distintas orientaciones ideológicas todas ellas, se ponen manos a la obra con el objetivo de llegar a las masas.

 

El tema ya estaba planteado, y el 8 de mayo de 1931, un mes después de proclamarse la República, un decreto señala que las mujeres mayores de 23 años podrían ser elegidas para las Cortes Constituyentes, es esta la forma en la que obtienen escaños Clara  Campoamor, Victoria Klent y Margarita Nelken, las primeras mujeres españolas en acceder al parlamento.

 

Después de este movimiento ya iniciado, le siguen una serie  de normas y medidas para conseguir un trato mas igualitario entre los dos sexos: las mujeres, que ya empezaban a formar parte de los jurados populares en los tribunales, ya podían obtener una legislación en el ámbito laboral y familiar, además de las importantísimas medidas que se establecieron respecto a la maternidad: como la prohibición del despido por causa maternal, y el carácter obligatorio del seguro por esta misma causa.

En el ámbito profesional se favoreció el acceso de las mujeres a una serie de empleos públicos, y otros cuerpos de notarías y registros, al igual que se crearon ciertos cuerpos únicamente femeninos, algo particularmente sorprendente en 

 

España, donde los hombres se veían acostumbrados a realizar la mayoría de los trabajos, y dejar a las mujeres los de menor importancia en todo caso.

Aunque aún había mucho camino por recorrer: se luchaba por suprimir conceptos como la dependencia que aún seguía teniendo la esposa  respecto del marido: el cual autorizaba el trabajo de la mujer así como podía limitar el salario de la misma.

Frente a la inmensa mayoría de los diputados, y en medio de ironías y burlas, fueron las propias mujeres, encarnadas en la voz de Campoamor, las que lucharon y sacaron adelante este proyecto de igualdad y acceso a los derechos políticos. 

Como era predecible, se produjo un intenso debate en las cortes constituyentes con respecto a este sufragio, y la corriente predominante en el Congreso, defendida incluso por Victoria Klent, era la de evitar la concesión del voto femenino en aquel preciso momento: Se temía sobretodo que ciertos partidos que las apoyaban pudiesen acabar dañados y que por el contrario, partidos elegidos por las mujeres acabaran por ser perjudiciales para las mismas.

Esta discusión prosiguió hasta su aprobación definitiva el 1 de diciembre de 1931, en la que el sufragio femenino salió adelante por 4 votos de diferencia, (131 frente a 127).

Cabe destacar que la primera votación en la que las mujeres pudieron participar, (1933) no tuvo un éxito generalizado, ya que la inmensa mayoría de las campesinas no votaron, y además otro carácter relevante a señalar era que gran parte del interés que tenían algunos partidos por las mujeres podía ser fruto de una visión de éstas como posibles sujetos manipulables.

Al final, pese a la desilusión experimentada por las mujeres por su escasa representación que obtuvieron en la cámara tras la victoria de las derechas en 1933, sus progresos y avances en cuanto a la sociedad y política no cesaron: a lo largo de los años 30 las mujeres continuaron mejorando su grado de instrucción en cuanto a los niveles de educación, a lo cual le sigue un cambio de preferencias de las jóvenes en los planes de estudio. Aumentan trabajos como enfermeras, matronas, etc. Hay un incremento de mujeres en profesiones liberales (sobre todo en medicina, y abogacía).

Socialmente, hay una modernización de la mujer en parte por influencia europea: surge un nuevo prototipo de mujer: alta, delgada, juvenil, segura, y pendiente de su arreglo personal y cosméticos.

Aparecen ya mujeres deportistas y competidoras, autoras de arte y literatura, enriquecedoras de nuestra cultura.

Aunque aún en esta época era  frecuente ver  notables diferencias de salarios entre sexos, y bastantes prejuicios.

En definitiva, podemos definir estos años 30 como un universo que se mueve entre la sumisión de la mujer en la sociedad y la búsqueda de la emancipación de ésta sobre la misma.

En conclusión, pese a la poca repercusión que tuvo la primera votación femenina en España, es innegable reconocer la importancia que ha tenido a lo largo de nuestra historia, ya que sin ella no se habría conseguido lo que se ha avanzado hasta entonces, y esta búsqueda de una completa igualdad que aún permanece en nuestros días seria muy complicada o imposible.

 

 

Victoria Kent Siano, nacida en Málaga el 3 de marzo de 1889,fue una abogada y política republicana española. Murió en Nueva York, Estados Unidos, el 22 de septiembre de 1987 y fue la primera mujer en intervenir ante un consejo de guerra en España. 

 

 

 

Margarita Nielken, nacida en Madrid el 5 de julio de 1894,  fue una escritora, crítica de arte y política española, una de las representantes del incipiente movimiento feminista en España durante la década de 1930. Murió en México, D. F el.9 de marzo de 1968.

 

 

María de la O Lejárraga García, nacida en San Millán de la Cogolla, La Rioja, en el año 1874 , fue una escritora, también promotora del movimiento feminista española. Es también conocida como María Martínez Sierra, seudónimo que adoptó a partir de los apellidos de su marido, Gregorio Martínez Sierra. Murió en Buenos Aires en el año 1974.

 

 

Clara Campoamor  Rodríguez durante un discurso en San Sebastián. Nacida en Madrid, el 12 de febrero de 1888  fue una política española, defensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933. Murió en Lausana el 30 de abril de 1972.

 

María de la O Lejárraga

Victoria Kent

Margarita Nielken

Clara Campoamor

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